Buena organización, reencuentro con uruguayos que no viajaron con nosotros, diálogos con el infaltable relator, el "Popular Colorado" y con el ideólogo local, el verborrágico Kapellu, que por lesión se perdió esta décima edición. Muchas fotos para la posteridad, de la banda de uruguayos y retorno al hotel para encarar el carbo hidratado almuerzo, (qué buena y barata la pizza de El Gigante) y la reglamentaria siesta con los queridos co-habitantes de la habitación 314: Sergio "Coyote" Da Cunda, Pablo "Ps" Sánchez y el juvenil debutante Gonzalo Cáceres.
Omití decir, que la temperatura en Rosario, fue muy baja desde nuestra llegada, entre 2º y 6º con amenazas de lluvia. El pronóstico para la hora de largada, era de 0º.
Muy disfrutable resultó la larga siesta, pero recibimos una pequeña sorpresita. El agua de la ducha estaba solo aceptablemente tibia. Este hecho fue tomado como anecdótico, al comentarlo con los restantes compañeros de la delegación que habían sufrido el mismo percance. Mañana no sucederá, afirmábamos, mientras engullíamos una excelente porción de pastas, con repetición incluida en un clima de alegría y joviales "cargadas".
El consabido deseo mutuo de buen descanso y suerte, marcó la subida tempranera hacia las habitaciones. A las 22:30 hs en la hab. 314 se podía escuchar "Sinfonía de Ronquidos Para Cuarteto", con claridad acústica.
Eran las 5:45 hs del domingo 27, cuando los teléfonos de Sergio y "Ps" sonaron con segundos de diferencia. En ese momento comenzó oficialmente la décima edición del maratón para los 4. Como Uds. sabrán, vendajes, masajes, cábalas, uso discrecional del baño, vestimenta y bajada al comedor para ingerir el alimento que nos propulsaría hasta la meta.
A las 8:05 hs salió el bus del hotel a la largada, cargado de ilusiones, optimismo y nervios.
El día se mostraba muy bien; despejado y con un sol radiante, pero extremadamente frío. Apenas 2º.
Luego de las fotos de rigor, comenzó nuestro calentamiento. Nos cruzamos con Marisol Rendón y Pablo Gardiol que iban a buscar marcas, pero por diferentes motivos, debieron abandonar.
A las 9 hs en punto sonó el disparo de largada y partimos en busca del sueño. Pasé el primer Km. en 4' 35", en un controlado comienzo. Pasaje por el pintoresco túnel, con el majestuoso e impertérrito acordeonista (era una acordeón, tenías razón Javier) que ejecutaba magistralmente sus valses, ante el estruendoso paso de los corredores, en una escena casi, casi de Buñuel.
El sol brillaba en la costanera rosarina, y mucha gente a pesar del frío alentaba con discreción. Delante, a unos 100 mts, diviso la dupla "coyote", Leo Raimondo y Sergio Da Cunda. Los muy bandidos, hacían todo a la perfección para acercarse a las 3 hs finales.
Muy linda la Av. Oroño, por la que nos dirigíamos al Parque Independencia. Allí pasé los primeros 5 Km. en 22' 09", a buen ritmo.
Un grupo de uruguayos nos saludaba desde el cantero central mostrando nuestro bandera. Karina Márquez, (esposa de Leo) acompañaba y colaboraba desde su bici llevando además una dosis alta de buen humor. Se produce entonces una de las anécdotas mas jocosas que ha tocado vivir y no me privaré de contarla. Al estar solo a 10 mts de Leo y Sergio, Karina les comenta que venía con intención de comer coyotes. Aunque no era es mi idea, realmente corríamos casi juntos. Iba 2 mts detrás de Leo, integrando un grupo de 10 o 12 corredores, mientras dejábamos atrás el Estadio de Newells, se produjeron los grandes escapes. El pelado Leo, que no venía bien estomacalmente, lanza una serie interminable de estruendosos gases, que me hacen prácticamente perder el paso. Atino simplemente a correrme hacia la izq. y quedo detrás de Sergio que segundos después sufre el mismo percance, pero con una fetidez muy superior a la expuesta por Raimondo. Lo que no te mata te fortalece, solía decir un viejo amigo, fue a eso a lo que me aferré, para seguir "vivo" y en carrera.
Al salir del P. Independencia, tomamos por la Av Pellegrini en dirección hacia el Monumento a La Bandera. Pasé los primeros 10 kms en 44' 09", ritmo casi perfecto y sin problemas. Además de Karina, nos ayudaba y asistía, ofreciéndonos agua; el "Seba" Medina (hijo de Eduardo). En unos poderosos patines lineales. Iba y venía a un ritmo impresionante. Gracias Seba!!.
Siguiendo al ritmo que nos proponíamos, nos acercamos al arco de largada, pero doblamos hacia la derecha por la costanera, haciendo una larguísima horquilla, que luego del Km. 17 nos dirigía de retorno, para pasar ahora si por el punto de largada. Aunque venía muy concentrado, igual escuchaba las voces de aliento de todos los uruguayos. Fuerza Rutero!! Gritaba más de uno. Que lindo sinceramente. Identifiqué a Eduardo Medina que "corría" con nosotros.
En el puesto de bebida isotónica, Km. 19 ingerí de la misma todo lo que pude. Tome energía, disfrutando el nuevo pasaje por el túnel con el acordeonista en concierto, y pasé la media en 1h.33'10" para seguir confiando en mis fuerzas.
En el Km. 25 me cruzo con el puntero, Nicolás Ternavasio, que se dirigía seguro, hacia la meta en forma solitaria y con un ritmo prodigioso.
En la rambla nos alentamos mutuamente con "Ps", Aníbal Lavandería, "La Bestia" Romero, Segurola, Sergio, Leo, Charles Fabián, Alfonso Iñigues, M. Varíate, H. Prado, etc.
Pasé el mítico Km. 30 en 2 hs 14' 55", no era el tiempo ideal pero me sentía con mucha energía debido a la ingesta previa de carbohidratos y a que pude comer una banana y beber más bebida isotónica.
Al llegar al P. Scalabrini Ortiz, sentí ganas de matar a un ciclista desubicado que casi me impide tomar agua. Camino al centro comercial veo marcado el Km. 36 y desde ahí en adelante me propuse pensar el resto de la carrera Km. a km.
De nuevo en la costanera paso el km 39 en medio de lo que fuera antaño, la zona industrial de Rosario. Hoy día invadido por majestuosos edificios en construcción. A partir de ese momento, apretar los dientes, sacar toda la fuerza interior y mantener el promedio (aprox. 4' 40") para llegar debajo de las 3 hs 15'. Créanme que no fue fácil. Fueron muy importantes a esa altura, el aliento de los rosarinos y la bajadita del Km. 40,5, que a pesar del duro empedrado me catapultaron a la meta para marcar al final 3 hs 14' 31".
Llegué solo sin nadie al lado. Así lo documentan las 2 fotos que me sacó Ana Do Carmo (Gracias Ana y Cesar) que ya guardé para la posteridad.
Entregué el chip, me hidraté y tomé algo de fruta. Recibí la ansiada medalla y lentamente caminé hacia el bus para festejar con los que habían llegado y los que llegaban luego. Como parte de un regenerativo, retornamos caminando al hotel con Pablito Sánchez. (Primer uruguayo en rosario. Felicitaciones!!). En el lobby nos enteramos que la parte más dura aun no había pasado. La señora de Heber Prado, nos dice que no había agua caliente por desperfectos, no detectados aun, en la caldera del hotel. En la hab. 314 todos (los 4) aceptamos el desafío, y uno a uno fuimos probando "las bondades" del agua fría, no sin antes insultar a todo Rosario.
Bromas y realidades aparte, fue una magnífica experiencia para quien escribe, esta segunda participación en la maratón rosarina. A este excelente grupo humano integrado también por: J. Xavier(El loco que corre y escribe muy bien) y Sra., Ramoncito Parodi, Chuminatti, El Lacazino Perera, K'bron, El Abeja, L. Barrella y Sra., D. Cortabarría, Márquez, Rosario, Jacqueline, Dardo y Analía, Andrés y Rosita, y a los que me olvidé les digo gracias por todo y hasta siempre. A mi esposa Ivonne y a mi hija Fio que bancaron desde casa todo mi amor y mi entrega. A los que lean esto las disculpas sinceras. Quería contarlo.”
Eduardo Matta.
1 Comment:
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5 de julio de 2011, 2:22 p. m.
Excelente la recreacion de toda esa hermosa aventura maratonista, felicitaciones gran amigo Eduardo.
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